HABLA PENÉLOPE:
Hola amigos
blogueros, les saludo con todo cariño. Soy Penélope y hoy he decidido
comenzar una nueva vida. Para eso me gustaría primeramente presentarme a
ustedes, con la finalidad de que vayan conociendome y puedan entender cuanto
aquí yo les comparta.
No me creo la
sabiduría personificada, y como he escuchado decir por los lados del Olimpo,
nadie aprende de las experiencias ajenas. Eso en realidad, no me importa. Yo
simplemente deseo escribir de mi vida, de mis experiencias, de mi diario
batallar y si a alguien le sirve de algo, pues, ¡bienvenido sea!, si piensan
que pierden su tiempo leyendo estos “consejos”, pues no lo hagan, porque nadie
los obliga a nada en esta vida. Recuerden que de lo que hagan ustedes hoy por
propia voluntad o de lo que hayan hecho en el pasado, dependerá su vida futura.
Quisiera
primeramente contarles algo de mi vida: Nací por obra y gracia de la mente
prodigiosa del gran escritor Homero, en un poema épico llamado Odisea, fruto de
su inteligencia y pasión por las letras. Sin embargo no quiero hacerles este
relato tan largo que pueda llegar a cansarles. Mi nombre en griego
se escribe Πηνελόπη, pero como lo encuentro algo difícil de pronunciar,
prefiero escribirlo y leerlo en latín, o sea Penélope. Me enamoré muy joven de
un apuesto joven al que amé con locura, como solamente se ama al primer amor.
Más mi madre, me prohibió estos amores y me dio como esposa a Odiseo, que para
aquel entonces era rey de Itaca, y al que siempre le fui fiel y traté y cuidé
como la mejor de las esposas, ya que llegué a amarlo profundamente. Lo esperé durante veinte años, cuando él se fue a pelear la guerra de Troya. Mientras mi esposo estuvo fuera, fui pretendida por múltiples
hombres. Para mantener mi castidad ante la ausencia de mi marido, les
decía a los pretendientes que aceptaría la desaparición de Odiseo, con la
consecuente promesa de un nuevo enlace, cuando terminara de tejer un
sudario, para cuando falleciese el ex rey Laertes,
en el que estaba trabajando. Para mantener el mayor tiempo posible este
tejido en elaboración, procuraba deshacer por la noche lo que tejía
durante el día, y de esta forma soporté los veinte años. Justo cuando
Odiseo llegó a casa, terminé la labor, Odiseo mató a mis
pretendientes y permaneció conmigo . En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y
en la pobreza y hasta que la muerte nos separe. Esas fueron las palabras que
pronunciaron cuando bendijeron nuestra unión y a las que nos mantuvimos fieles,
hasta que la muerte nos separó. No les voy a hacer el cuento mucho más largo,
porque la idea de esta narración no es contarles mi vida, sino darles pequeños
consejos que puedan ayudarles en sus vidas, eso sí, para que sean felices y
procuren siempre gozar de su existencia, de su transitar por este camino, de
una manera positiva aún a través de las dificultades. Poco a poco ya irán
sabiendo más de mi vida.
HABLA
CLEOPATRA:
Hola, los
saludo, yo soy Cleopatra. No puedo decir que yo haya sido una buena persona
anteriormente, aunque me siento bastante regenerada. Sin embargo si estoy
convencida que entre mis experiencias, hayan sido buenas o malas, hay ciertas
cosas de las que hoy puedo decir sin miedo, que estoy arrepentida. Ojala el
tiempo pudiera dar marcha atrás, quizás haría lo mismo que hice, no lo sé, pero
lo que sí sé es que esta amistad que he comenzado con Penélope me hace ver la
vida desde otro ángulo y creo que me será beneficiosa. Pero antes, vamos a
conocernos:
Nací en
Alejandría y fui la última de las reinas del Antiguo Egipto, mi padre se
llamaba Ptolomeo XII, y por supuesto gocé de todas las comodidades y
trivialidades de las que puede gozar una princesa caprichosa, y que para
completar mi dicha, siempre fui muy hermosa y de bella silueta. Para
lograrla me he sometido a maquillajes y afeites que realzan mi belleza.
Sin embargo, reconozco, que no me comporté muy bien con mi esposo cuando “le
puse unos cuernitos” con Julio César. Lo sé, eso es muy criticable, pero en mi
favor debo decir que me habían casado con mi hermano, cosa común entre las
monarquías egipcias de la época, y él era bastante feúcho. En cambio Julio
César era un apuesto romano que se las traía del tres al cuatro. ¿Y qué mujer
puede resistirse a los encantos de un “latin lover”?.Años más tarde cuando en
la guerra murió Julio César y más tarde Ptolomeo XII, no resistí la tentación y
me enredé con otro romano que estaba muy buenote él, llamado Marco Antonio. Es
que siempre he sido muy querendona. Por eso creo que se me puede haber
perdonado algún pequeño desliz de entonces. Pero eso ya es tiempo pasado y
ahora deseo compartir con mi amiga Penélope mis consejos y apreciaciones que
puedan servirles para mejorar sus vidas.
Hablan
Penélope y Cleopatra:
Los
invitamos
a seguirnos y dejar sus preguntas y problemas, que deseen compartir con
nosotras para que podamos ayudarles. La verdad es que nuestra finalidad
no es averigüar las vidas ajenas, solamente dar consejos. Les rogamos
utilicen un lenguaje siempre
respetuoso y desprovisto de términos soeces o groseros, porque en ese
caso
serán eliminados sus comentarios.También pueden escribirnos al correo:
penelopeycleopatra@hotmail.com
Allí pueden
contarnos sus problemas si no desean comentarlos en público y nosotras veremos
de darles una solución, pero esa solución o consejo siempre la verán en
público. No contestamos privadamente.
Esperamos
pues, que nosotras Penélope y Cleopatra, a través de nuestro diario vivir,
podamos lograr una mejor calidad de vida, que tanta falta nos hace hoy día.
Un beso,
amigos, y que la luz positiva y la fuerza los acompañen.

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