BUSCANDO EN EL BAÚL

HABLA PENÉLOPE:

          Mis queridos blogueros, la otra tarde, me encontraba algo decaída, pues  estaba oscureciendo, y no había velas para iluminar el salón, así que no sabía como escribirles. Pero entonces, se me ocurrió revisar en el ático del palacio romano, y encontré un baúl dorado, con la llave en la  cerradura. Así que me dominó la curiosidad y al abrirlo  encontré una serie de viejos pergaminos y rollos caligrafiados que llamaron mi atención. Así que me puse a revisarlos y voy a ir poco a poco compartiendo con ustedes, lo que encuentre allí. Probablemente vendrá Cleopatra también a curiosear, ella es tremenda para eso. Pero empecemos:

NO TE RINDAS

Cuando las cosas vayan mal, como a veces pasa,
cuando el camino se ponga cuesta arriba,
cuando tus recursos mengüen y las deudas suban,
cuando al querer sonreír, debas ahogar las lágrimas,
cuando tus preocupaciones te tengan agobiado,
descansa, si te urge, pero no te rindas.

La vida es rara con sus idas y venidas,
donde las contradicciones son el pan de cada día,
y si el fracaso, entonces, llama a tu puerta,
y te invita a mirar hacia atrás, no le des entrada,
lucha, mira hacia adelante, no te rindas.

El triunfo puede estar a la vuelta de la esquina.
El triunfo es el fracaso al revés;
es el matíz plateado de esa nube incierta
que no te deja ver su cercanía,
aunque lo tengas ya al alcance de la mano.

Por eso, decídete a luchar sin tregua,
porque, en verdad, cuando todo empeora,
el que es valiente, no se rinde...¡LUCHA! 

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HABLA PENÉLOPE:

          El siguiente descubrimiento en el baúl, es de una buena amiga, se los comparto

¿TE QUIERES?

              Pues sí, como lo estás leyendo. Te hago hoy,  una pregunta que quizás nunca en tu vida te habían hecho. ¿Te quieres?

                Es una pregunta, que aunque parezca tonta y sin sentido, necesita una profunda reflexión para poderla contestar. Recuerdo, cuando yo era pequeña, es decir, que lo recuerdo desde que empiezo a recordar cosas de mi niñez, que siempre mi papá o mi mamá, o algunos amigos de la familia, porque siempre hay alguna persona que queriendo hacerse la graciosa, le pregunta a los niños: ¿A quién quieres más, a tu papá o a tu mamá?. Y recuerdo que siempre mi respuesta era la misma: "Quiero a mi papá, quiero a mi mamá, quiero a mi hermanita y me quiero a mí" (En esa época tenía yo solamente una hermana mayor, ya después cuando tuve una hermana menor que yo, fui lo suficientemente grande , tenía once años, para que las personas ya no me hicieran la pregunta, pero de haberlo hecho, hubiera añadido a mi pequeña hermana también). Por supuesto que los adultos preguntones se reían de mi respuesta inocente y sincera. Pero ahora, desde mis años, lejanos a la infancia, me siento a reflexionar sobre esa respuesta.


             Lo de querer a los padres y a las hermanas, lo entiendo perfectamente. Pero lo de quererme a mí, fue, en mis inocentes palabras y pensamientos, un verdadero estudio psicológico. Y es sobre ese tema, que vamos a reflexionar un poco en el día de hoy.


          A menudo, en las familias, trabajos y relaciones diarias en general, existe la tendencia a centrarse en lo negativo. Los errores de uno , o cualquiera, se detectan fácilmente y se destacan muy por encima de las destrezas, aciertos o habilidades de determinada persona, incluyendo a los hijos. Nuestra pareja, o los jefes, o los amigos, inclusive los padres, nos recuerdan constantemente lo que no les gusta de nosotros, o lo que no hacemos bien (según ellos). Y ese constante "recordar" lo malo, va tallando en nuestras almas, una contínua resaca emocional que nos mantiene invariablemente mal, y que por supuesto, de tanto escuchar nuestros defectos llegamos a creer que los demás tienen razón y entramos en un círculo vicioso, donde el mencionado defecto pasa a formar parte de nuestro propio yo, de nuestra propia vida y ya no podemos controlarlo.


         Permítanme añadir aquí un recuerdo de mis años de Educadora, cuando tenía una pequeña escuela privada y enseñaba a niños de kinder, preparatorio, primero, segundo y tercer grados. Tenía un alumno en particular entre los más grandecitos de tercer grado, y su madre me decía que no podía con él, que era una criatura indisciplinada , y que ella me "daba permiso" para que yo le pegara y lo castigara si el niño molestaba en clase. Vuelan mis pensamientos a mi respuesta hacia ella: "Disculpe, pero no voy a pegarle, creo que la rebeldía es algo innato en los niños , igual que en cualquier persona de cualquier edad,cuando son demasiado reprimidos. ¿Qué quiere usted, un niño sentado todo el día en una silla? Eso sería un niño enfermo, los niños deben estar activos, por supuesto si veo la necesidad de reprenderlo, lo haré, pero no con violencia, porque ese no es mi estilo, ni mi manera de pensar".¿Qué pasaba con esa madre? Pues que solamente veía el lado negativo de la conducta de su hijo, y no se detenía a mirar que el niño era muy inteligente y despierto y era un buen alumno. Por cierto que no lo olvido, se llamaba César.
          

           También recuerdo a otro alumno que en una oportunidad, preguntando yo a los niños que querían ser cuando fueran mayores, el niño contestó sin titubear que él quería ser criminal. Una respuesta que me dejó con la boca abierta. Y ahora pienso que quizás ese niño desde su infancia, nunca fue alabado en sus actitudes, sino que siempre fue reprendido o le fueron mostradas solamente las partes oscuras de su personalidad y él creció con la idea de su poco valor. Haciendo un seguimiento, les comento, que el niño al crecer formó parte de un cuerpo policial, y una noche en medio de una borrachera, peleando con su hermano, la madre intervino para separarlos y él (probablemente sin desearlo) mató a su madre, así vió cumplido su deseo de la infancia, ser criminal. Recuerdo su nombre, se llamaba Daniel.


             También puedo aquí añadir el caso contrario de otros niños, hermanitos ellos, que eran niños muy inteligentes y sus padres contínuamente se lo decían y los apoyaban en sus estudios infundiendoles confianza en sí mismos y dándoles el valor que se merecían en todo momento, alabando sus buenas notas y tratando las malas conductas con consejos y buen ejemplo. Por que no eran perfectos, eran niños traviesos como todos los de su edad, pero sus padres realzaban las conductas positivas de ellos en primer lugar. Aún ya grandes y salidos de mi escuela, cada vez que pasaban con sus padres, por mi casa, se asomaban a la ventanilla del auto y gritaban a coro. ¡Adiósss maestraaa!. Recuerdo sus nombres: Simón y Fernandito.(Los nombres reales de todos los nombrados hasta el momento han sido cambiados, para proteger a los inocentes. Esos nombres son producto de la imaginación de la autora)



                 Disculpen el lapsus con los ejemplos. Fíjense bien que estoy mencionando, la contínua crítica de otras personas hacia nosotros...pero...¿Qué sucede cuando esas críticas nos las hacemos nosotros mismos?...¿Qué se siente cuando pensamos lo peor de nosotros, y no movemos un pie hacia adelante por temor a hacerlo mal?...


              Es ahí precisamente a donde quería llegar con mi pregunta: ¿Te quieres?


                 Si en verdad , tu respuesta es afirmativa, y eso sí, respondiendo con absoluta sinceridad, no para darme el gusto o para parecer una personalidad más madura, entonces, repito, estamos bien. Te consientes, te soportas, te sobrellevas y te amas, en la buena medida, en la exacta cantidad para no parecer narcicista, pero con total determinación de mejorar cada día. Pero si tu respuesta es dudosa, o sencillamente me contestas con un rotundo ¡no!, entonces estamos mal, muy mal.



             ¿Cómo puedes esperar que las demás personas te amen, te valoren y crean en tí, si tú mismo no lo haces contigo mismo?


             El mejor camino para convivir en esta sociedad consumista, que cada día es más egoísta, más pagada de sí misma (que conste, no estoy viendo los errores de nadie, estoy generalizando), el mejor camino -repito- consiste en reconocer las virtudes de cada quien, en resaltar lo que hace bien. Un elogio, dado en el momento adecuado, puede ser la mejor inyección de confianza y motivación que las personas necesitamos.


                Es entonces allí, donde nuestro propio yo interviene, resaltando nuestras cualidades y todas esas virtudes, que sin lugar a dudas, Dios puso sobre nosotros al nacer, pero que nos negamos a ver.


               Ponte de pie frente al espejo, y si lo deseas, desnúdate, entonces observa tu cuerpo con detenimiento, poco a poco, sin miedo y mucho menos con vergüenza. ¿Qué ves reflejado en el espejo?


             ¿Acaso ves una montaña de carne fofa, o un cabello desgreñado, o unos pies grandes?...¡No!...


           Fíjate bien, y repite conmigo: "Me gustan mis ojos con ese color tan poco común ( o quizás con un color común pero enmarcados con largas y delicadas pestañas), tengo un lindo cabello del color que me agrada (o con un color que mañana en la peluquería reavivaré con un buen tinte), mi cuerpo es voluptuoso, con curvas agradables de ver...rellenito...pero atractivo...(o también puede ser que digas: estoy algo delgada, pero así me siento muy bien)...mis pies siempre han sido bonitos. En fin...estás parada frente al gran espejo de cuerpo completo en tu habitación y entonces te descubres.   


            ¡Exactamente! Descubres que eres un ser humano con virtudes y quizás defectos, los cuales no hay que negarlos, pero sí hay que aceptarlos y tomar de una vez por todas la decisión de irlos eliminando poco a poco de nuestra vida, con voluntad y energía, y con la plena convicción de que el amor que nos demos a nosotros mismos, será el mismo amor que vamos a recibir de nuestros semejantes. Porque...si "yo" no me amo, ¿cómo voy a esperar que las demás personas me amen?

               Somos criaturas que Dios hizo a Su imágen y semejanza, entonces debemos amarnos y ver el mundo a través de una nueva visión de amor, de confianza, de aceptación y de resaltar los logros, las virtudes, todos los dones maravillosos que Dios nos concedió, de nosotros mismos y de nuestros semejantes, de manera que el mundo se convierta en un mundo de logros, de alegrías, de reconocimientos, de vencedores y no de vencidos, de estrellas y no de estrellados. Las palabras bíblicas son muy contundentes: "Ama a tu projimo como a tí mismo"...
             

               Entonces :¿Respondes mi pregunta?...
¿Te quieres?

Texto original de María Inés Arrabal.
Todos los derechos reservados
Copyright(c)
Si deseas reproducirlo, por favor, menciona mi autoría, porque tiene copyright.


HABLA CLEOPATRA: 

              ¡Vaya!...Eso que acabo de leer, de nuestra amiga María Inés, me ha gustado muchísimo. Y la verdad es que yo siempre hago eso mismo, lo que ella aconseja. Me miro frente al gran espejo y allí me veo, tal como cuando llegué al mundo, y me doy cuenta que...no soy perfecta, pero que me quiero mucho.

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HABLA CLEOPATRA:

                      Antes que llegue Penélope con su misticismo, quiero comentarles que yo también encontré algo en el baúl, y aunque era un poco triste me pareció bonito y para reflexionar. A pesar de lo que ustedes piensen yo no soy tan mundana, también tengo mi corazoncito. Lean pues:

                             Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca.
                             Kafka se ofreció a ayudar a buscar a la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar.
                            Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron:
- “Por favor no me llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras ...“- Este fue el comienzo de muchas cartas.
                              Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca . La niña fue consolada. Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente se veía diferente de la muñeca original . 
               Una carta adjunta explicó:-mis viajes me han cambiado …  -
            Muchos años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca . En resumen, decía: -" Cada cosa que amas, es muy probable que la pierdas, pero al final, el amor volverá de una forma diferente“- .

                        Kafka y la Muñeca... 
                 La omnipresencia de la pérdida.

HABLA PENÉLOPE:

                      Mi amiga Cleopatra cree que no me dí cuenta que ella metió las manos en el baúl. Pero voy a dejarla, no le diré nada. A veces me parece que también ella es humana y tiene el corazón blandito.

                            ********** 

AQUÍ LES TRAIGO ALGO MUY INTERESANTE


HABLA PENÉLOPE:

                   Revolviendo en el viejo baul, acabo de encontar algo que me envió un buen amigo de toda la vida. No es original de él, pero sé que cuando ese amigo tan querido lo encontró pensó en mí, y eso es lo que lo hace tan valioso, porque esa persona sabe que a veces yo me pongo en un estado de tristeza que me vence y necesito unas palabritas bonitas. Es que soy muy querendona y me gusta consentir y que me consientan. Aquí les dejo y espero que les sea de tanta ayuda como lo ha sido para mí. 
                            Les recuerdo que este escrito, no es original de la persona que me lo envió ni tampoco es original de Penélope ni de Cleopatra. Aclaratoria que hago para que no crean que estamos plagiando. No sé quién es el autor.

¡QUÉ LINDO ÉSTO!
                       Somos las únicas criaturas en la superficie de la Tierra capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y lo que sentimos.
                          Tus células están constantemente observando tus pensamientos y siendo modificados por ellos.
                           Un ataque de depresión arrasa tu sistema inmunológico. Sin embargo, serenarte, fortifica tremendamente.
                              La alegría y la actividad armoniosa te mantienen saludable y prolongan tu vida.
                         El recuerdo de una situación negativa o triste libera en tí las mismas hormonas y sustancias biológicas destructivas que el  estrés.
                              Tus células están constantemente procesando todas tus experiencias y metabolizándolas de acuerdo con tus puntos de vista.
                               En tu cuerpo, la producción de neurotransmisores se altera, el nivel de hormonas varía, tu ciclo de sueño es interrumpido, la superficie externa de tus células se tornan más viscosas y más propensas a formar grumos y hasta tus lágrimas contienen trazas químicas diferentes al de las lágrimas de alegría.
                            Todo este perfil bioquímico será drásticamente modificado cuando te sientas tranquilo, y hasta tu proceso de envejecimiento se neutralizará cada día.
                                Shakespeare no estaba siendo metafórico cuando a través de su personaje Próspero, dijo:" Nosotros estamos hechos de la misma materia que los sueños".
                          ¿Quieres saber cómo está tu cuerpo hoy?  Entonces recuerda lo que pensaste y sentiste ayer. ¿Quieres saber cómo estará tu cuerpo mañana?¡Observa tus pensamientos y emociones hoy!
                            Al abrir tu corazón y tu mente evitarás que algún cirujano lo haga por tí. La medicina está en tí y tú no la usas. La enfermedad viene de tí mismo y no te das cuenta.
                            Recuerda, no somos lo que creemos ser, sino lo que pensamos y sentimos sin saberlo.
                          ¡DESPIERTA!

HABLA CLEOPATRA:
                            Eso mismito pienso yo, por eso siempre me estoy riendo, me mantengo alegre y feliz, rodeada de las personas que me quieren y que quiero. En eso estoy completamente de acuerdo con el autor del tema que compartió Penélope. Si quieres vivir más de cien años, como yo, mantente alegre, sonriente y glamorosa. Y sobre todo, dá amor, para que recibas amor. Fuera la tristeza.

                           **********   
      
     

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